viernes, 24 de abril de 2015

Javiera Mena, "Pide"


Lo único que tengo/ solo es tiempo

Mi heteronormatividad me juega malas pasadas. Me pasé el verano cantando este tema de Javiera Mena, pero para mí su estribillo repetía una y otra vez "pibe", en vez del que corresponde, "pide", que tiene mucho más sentido teniendo en cuenta las particularidades de la artista, e incluso resulta una mucho mejor filosofía de vida. Pide que te lleven/ y que te iluminen, pide. Confieso que hace tiempo que, siguiendo recomendaciones de amigos y amigas con probado buen y amplio gusto musical, venía tratando de entusiasmarme con la Javiera, pero no me pasaba nada. O sea, todo bien, la respeto, tengo sus discos, quiero leer el libro que Alvaro Bisama dice estar preparando sobre ella. Pero su música no se me había metido bajo la piel. Así que este tema me sorprendió, porque se impuso de pronto, apareciendo sin avisar gracias al random de mi equipo de música. Y se quedó. Espero que mi entusiasmo haya llegado a tiempo. Porque no quiero ser el protagonista de la canción. Te veo en el camino, la autopista ya está lista/ y deténgase en la esquina que hasta aquí no más llego yo, canta Javiera, en un delicioso tema bailable que esconde una  pátina de melancolía digna de los mejores momentos de los Pet Shop Boys. Un baile de reproche y despedida, que en realidad la muestra mirando hacia adelante, con resto como para incluso dejar buenos deseos y consejos. Y te quise dar un beso, y te quise entrar, entrar/ Y te quise dar las manos en la oscuridad/ Pero es mejor dejarlo aquí, decidí ya no escribirte más. No, por favor, no hagas eso Javiera. Ya está. Ya entendí. Dejé pasar dos discos que se apilaron en mi discoteca, sin que realmente los escuchase. Pero ahora mirá como bailo y canto. Mirá lo bien que sonás, acomodadita casi al comienzo del Lado B del último Música Cretina, que no deja de despedirse. Ahí, tan perfecta entre Donny Ebert y Young Thug. Y también en esta mañana de viernes de otoño, llamando a un sol que nos guiará con gusto hasta el fin de semana, para seguir bailando y pidiendo. Pidiendo y bailando.  

jueves, 23 de abril de 2015

Valentín y Los Volcanes, "Los días felices"


Yo juego al perdedor/ porque al fin se que ganaremos los dos

El año pasado en Diario del Futuro, cada vez que sonaba Pequeña Napoleón, de Valentín y Los Volcanes, era una fiesta en el estudio. Algún brazo arriba celebrando, un grito de festejo por acá un saltito anticipatorio por allá, y todos listos para cantar el primer verso o reservándose para el estribillo. Si por entonces podía tener alguna duda sobre si el entusiasmo sostenido era real o apenas una manifestación de alivio por no tener que soportar algún tema programado que era como un martillazo en un dedo, cuando este verano empezó a sonar Todos los sábados del mundo de punta a punta, cada tema que iba pasando generaba el mismo entusiasmo. Así que ya no tengo dudas: soy fan. Y estoy necesitando un nuevo disco. Soy afortunado poseedor no sólo de su primer disco, Play al viejo walkman blanco (2009), sino también de un simple de vinilo que es como un tesoro, el que tiene un extraordinario cover de Daniel Johnson en el Lado B. Pero ya está, muchachos, queremos ese disco que buscando por ahí me enteré que se supone que están grabando. Ya van tres años de espera. ¿Sale o no? Es más, aún no los vi en vivo. ¿Cuándo tocan? Por lo pronto, que suene en esta mañana luminosa de jueves el conmovedor Los días felices. “Yo veo tu espíritu como una habitación/ donde viviré todos los sábados”. Un tema ideal también para cerrar el último Música Cretina, porque además quedó perfecto, bien pegadito después de J Mascis. Pasen y escuchen, si no me creen. Y a levantar el brazo y esperar el estribillo.

martes, 21 de abril de 2015

Young Thug & Bloody Jay, "Florida Water"


Quiero tirarme de cabeza/ En tu pileta

Martes de sol pero fresquito de mañana. Es todo lo que tiene este supuesto otoño para nosotros. Pero mientras ya está casi listo el Música Cretina de esta semana, al anterior todavía le quedan algunas perlitas para compartir. Como esta delicia del nuevo joven maravilla del rap y el hip hop norteamericano. No soy un experto en el género, pero cuando a fines del año pasado empecé a repasar las listas de los mejores para el especial que cada temporada despliego en Radar, de los candidatos que aparecieron representando el estilo –como ScHoolboy Q, los veteranos Freddie Gibbs and Madlib y un tal YG, que ya tuvo su debut cretino—el que claramente se destacó fue un jovencito de apenas 22 años llamado Jeffrey Williams, más conocido como Young Thug. “Si el lenguaje inglés tiene un punto de quiebre, Young Thug lo va a encontrar”, se entusiasmaron en el Boston Globe, que celebraron su ascenso como el suceso más importante del año musical. “El rapper de Atlanta fue la estrella más radical del año, empujando al rap hacia su frontera post verbal. Nadie suena tan desafiante, tan inventivo, tan vivo”. Por lo que pude percibir, además de ser un heredero de un delicioso linaje de estilistas del rap en el que son leyenda desde Guru hasta Snoop Dogg, pasando por Lil’ Wayne, las canchereadas verbales de Young Thug todo el tiempo juegan a correr ese velo que la corrección politica pone sobre los miedos racistas de la sociedad blanca norteamericana. Uno de los mixtapes que sacó el año pasado –junto a otro rapper de Atlanta, Bloody Jay—justamente se llama Black Portland y lleva en portada el logo de los Blazers, el equipo de básquet de la que es considerada la ciudad más blanca de Norteamérica. Territorio mítico e inventado, el Portland Negro de Young Thug y Bloody Jay tiene lugar para este delicioso Florida Water, un flujo incesante de palabras dedicadas a una chica de ese estado y sus, digamos, amplias ganas. Joven, negro y alzado, en todo sentido, las guarradas de Young Thug pueden calentar la mañana de este martes de otoño. Y también el lado B –justo después de Javiera Mena, ni más ni menos-- de un Música Cretina que ya está diciendo adiós. Pero todavía suena.

lunes, 13 de abril de 2015

Un café en el Brasilero, por Martín Pérez

Sólo cuando cumplo con algunos ritos, siento que estoy en Montevideo. Uno obvio es pasar a tomar una en La Ronda, un lugar donde además uno se suele encontrar con los amigos. Pero hay otros que son íntimos, y a esta altura poco justificables. Como seguir leyendo la Brecha. O ir a revolver los estantes de usados en el primer piso de La Feria del Libro, en 18 y Yi. El que menos puedo explicar es mi gusto por sentarme a tomar un café en El Oro del Rhin, la original, la de Colonia y Convención. Alguna vez intenté cambiar el rito, y fui en busca del Café Brasilero, el preferido de Eduardo Galeano. Pero no hubo caso. La bizarrez de tía decadente y nazi debe gustarme más que la pátina progre. Y eso que, a pesar de que en el último tiempo negarlo dió chapa de copado, nunca terminé de abjurar de Galeano. Por eso la noticia de su muerte me conmueve un poco. Aunque hoy no pueda abrir uno de sus libros y pasar las páginas sin poder encontrar algo en su escritura que me genere un sentimiento similar al que me genera la noticia. Pero el suyo fue un nombre importante cuando, allá lejos y hace tiempo, en el Piso 93 cartoneábamos entre la baja y alta cultura, contrabandeando nombres, épocas y estilos. No en vano el Rafa supo elegir ese I’m sorry pre-rocker de Brenda Lee para la primer promo –en la que agregaba: Lo siento por la cultura—y era capaz de hacer sonar a Carlos Gardel en aquella Rock & Pop iniciática y que no se sintiera fuera de lugar. Por entonces yo me empecinaba en hojear la Crisis o El Porteño además de la Cerdos y Peces, y adaptaba textos de Cortázar, Fontanarrosa e incluso de Juan Gelman para ser leídos, musicalizados y pasados en el programa. Era una época que aún imponía cerrar filas alrededor de un “nosotros”, sí, pero también era necesario escaparle a las trampas de esa pertenencia. Por eso el rock, y también por eso todo lo que estaba más allá del rock. Eran tiempos cínicos y dark, pero en el Piso nunca dejamos de creer. Y abríamos los brazos, juntando tesoros y compartiéndolos. Uno de esos tesoros de entonces fue Galeano. El tipo que este lunes 13 es noticia.

jueves, 9 de abril de 2015

Música Cretina 2015 #5

ESTO NO ES UN PROGRAMA

30-3-2015

Lado A
               
“Soy tu seguidor/ sin alcanzarte”

1.- Ronnie Lane, She’s leaving
2.- Francisco Bochatón, Vida simple
3.- The Notations, I’m still here
4.- Courtney Barnett, An illustration of loneliness
5.- Mondo Livre S/A, A bola do jogo
6.- Seth Avrett & Jessica Lea Mayfield, Ballad of big nothing (Elliott Smith)
7.- Los Gatos, Lágrimas de María

Lado B

“Cuando es amor, no se medir/ y si es perdón, no se pedir”

8.- Donnie Ebert, Without you
9.- Javiera Mena, Pide
10.- Young Thug & Bloody Jay, Florida water
11.- Clarence Carter, Slip away
12.- Garo, La visita
13.- Curtis Harding, Freedom
14.- J Mascis, Better plane
15.- Valentín y Los Volcanes, Los días felices

martes, 7 de abril de 2015

Curtis Harding, "Freedom"


Ya se, ya se. No es lo ideal para un martes soleado y fresco. Esta es música de noche y humo. Pero no todo es sol en la vida. Por suerte. Y ahí está la música de Curtis Harding para acompañarnos. Hace poco les conté que la australiana Courtney Barnett era la chica del  momento, y se podría decir que “el” chico es Curtis. Es cierto, la Barnett está realmente en todos lados, no hay revista anglosajona –o web musical internacional—que no nombre, celebre o festeje su primer disco. Pero es que no hay tantas chicas rockeras y también sensibles asomando la cabeza al mismo tiempo ahi. El morocho Harding tiene más competencia, pero también hay que decirlo: no hay tantos debuts como el flamante Soul Power, una maravilla de álbum, con el morocho rompiéndola desde la mismísima foto de tapa. Como dice la reseña de AllMusic: ahora que los indies descubrieron el retro soul y hacen discos que capturan todos los sonidos y nada del espíritu del viejo R&B, Curtis es una bocanada de aire fresco. O, mejor dicho, de humo y nocturnidad. Oriundo de Atlanta, Harding no es un pibe, ya tiene su recorrido. Amigo de los Black Lips, de Cee Lo y de los Outkast, su disco tiene rock y tiene soul, tiene espíritu, y tiene temazos como este Freedom, que ya con ese arranque con el Hammond no hay quien se le resista. Por eso engalana el Lado B de un Música Cretina que todavía suena. Y suena. Y suena.

lunes, 6 de abril de 2015

Francisco Bochatón, "Vida simple"


Vida simple y ya/ sin complicarte mas

En estos días se cumplen 21 años sin Kurt Cobain, y siempre me acuerdo que la mejor versión de Smells like teen spirit –ese tema que nunca tocaron los Nirvana en Velez-- la escuché en una zapada improvisada durante una gira a Mendoza del Nuevo Rock Argentino. Y lo que me dejó con la boca abierta fue que en la batería estaba sentado Francisco Bochatón. Si, el Bocha, que además de ser un admirable poeta, es un gran baterista. Por entonces aun estaba al frente de los Gorriones, y yo no lo conocía demasiado. En ese viaje le saqué una foto hermosa con una guitarra, que anda por ahí, en algún álbum de Facebook. No recuerdo por qué no estuve ahí, al pie del cañón, cuando apareció el grupo. Supongo porque recién empezaba a meter notas en la revista Rock & Pop, y estaba ocupado en otras cosas. Mi primer nota con Fran fue cuando sacó su debut como solista, pero antes me había hecho habitué a los shows de los Gorriones. Los que serían los últimos del grupo. Yo era el que pedía siempre Villancicos, un tema breve y desesperado, que supongo que resumía muy bien mi vida sentimental por aquel entonces. Esa primer nota con Bochatón fue tapa del No, en conjunto con Leo García. Los junté a los dos en mi casa, cada uno con disco solista bajo el brazo, editado por Indice Virgen. En las fotos que aparecen en el suple ilustrando la nota, está inmortalizado mi hogar en la calle Guardia Vieja. Aquella época solista de Fran sigue siendo la que mejor define su lugar como solista, es la época Indice Virgen, justamente. Los temas perdidos en los compilados low-fi del sello, los discos Cazuela y Hasta decir palabra, los admirables EPs Píntame los labios –“pasa un año junto a mi”--  y Mundo de acción –¡Pastillas celestes!--.  Ese Bochatón es único, es nuestro Elliott Smith, pero haciendo la misma alquimia que con los Gorriones. Si aquellos eran nuestros Nirvana mas Girondo, el Bochatón solista es nuestro Elliott sin suicidio, Kurt sin el tiro del final. La canción como rezo, como sanación, como confesión que libera. Y también algo más, que tiene que ver con el juego, con poder salirse de ese lugar. Me acuerdo que en una de las tantas noches largas de los 90, en la inauguración de un boliche efímero, con tragos gratis que propician esta clase de escenas, discutimos por alguna pavada con el Bocha, él me recriminó no se qué cosa ante los que compartíamos mesa, y era como un juego hasta que me pegó una cachetada. Fuerte. Yo me levanté y me le fui al humo. Le saco una cabeza, y se lo empecé a recordar, empujándolo, dejándole en claro que no le convenía hacerme enojar. Fue retrocediendo, caminando hacia atrás, y yo lo llevé hasta un sillón, para darle el ultimo empujón, y que cayera sobre los almohadones. Puso cara de asustado y me dijo: “Me hiciste acordar cuando mi hermano me fajaba”. Terminamos todos a las carcajadas, como corresponde. Por la discusión, la cachetada, los empujones, la caída. Por ese teatro del recuerdo, la crueldad cotidiana en acción, la risa del final. El material básico de sus mejores canciones. Cada vez que me vuelvo a encontrar con Fran –y han sido increíblemente muchas con el correr de los años-- le recuerdo aquella versión de Teen Spirit, lo celebro como baterista. Y cada vez que lo escucho tocar como solista, pienso en aquellos temas. Voy a conservar de tu mirada/ tu claridad temprana. Así canta Bochatón en este hermoso tema de Mundo de acción, con coros de Marianela Pelzmajer y María Gabriela Epumer, y el amigo Quique Ilid en la batería. Un tema que suena encantador en este mediodía de lunes soleado. Y también casi al comienzo de un Música Cretina para que el también recién está empezando la semana.

viernes, 3 de abril de 2015

Garo, "La visita"


Cuando el viento me sople al oído/ que ya no estás pensando en mí/ voy a incendiar este hospital/ voy a arrasar este país

Así arranca La visita, el tema que abre el primer álbum solista de Garo Arakelián, ex guitarrista y compositor del grupo uruguayo La Trampa, que se bajó de su éxito creciente cuando sintió que lo que estaba tocando no le decía nada. Y se volvió a su trabajo de todos los días, hasta que volvió a tener algo que decir. Lo que tenía para decir está en el extraordinario Un mundo sin gloria, un disco que es el Murder Ballads de Nick Cave rioplatense. Porque Garo le presta voz en las canciones a personajes a punto de estallar, impredecibles, o que ya lo han hecho, han estallado, y los restos de sus respectivos mundos, y de sus vidas, se les escurren entre las manos. Un mundo sin gloria se editó en Montevideo hace ya un par de años, y lo hicimos sonar bastante en Música Cretina. Pero ya lo venía esperando con ganas desde antes de su edición, porque Garo me había anticipado –en el viaje de regreso de unas inolvidables vacaciones rockeras en Punta Rubia, donde lo conocí—que estaba trabajando en un puñado de canciones en las que intentaba darle voz a personajes, escapar de la trampa del rocker que sólo habla de su vida, una en la que realmente no suceden demasiadas cosas. Y realmente lo logró, aunque haya un par de historias propias en este debut como solista, que además terminaron siendo de lo mejor del disco, como La móvil o Celebración, que ya sonaron en su momento en este no-programa. Y volverán a sonar, claro. Creo que casi todos los temas de Un mundo sin gloria –que ahora se puede escuchar enterito en YouTube-- se escucharon por acá, como el trágico final de Delmira Agustini, que habita Andes 1206, el primer corte del álbum. O la despedida de Gloria en el tema que bautiza el disco, la historia del suicidio de una casi anónima mujer policía, que contó en una crónica magistral el periodista uruguayo Leonardo Haberkorn, y Garo hizo canción. Contundentes murder ballads, que hielan la sangre y provocan escalofríos, temas de extraña belleza, como los dos que abren el disco, Diente de león y La visita, postales de antes o después de las crónicas sangrientas que habitan las páginas policiales de los diarios, y que merecen sonar al sol de un viernes santo, qué joder. Porque son canciones que lavan los pies de los crímenes más silenciosos de una sociedad que parece empecinarse en buscar una y otra vez la misma piedra, para no dejar de tropezarse. El viento me llena la cabeza/ y que me olvides/ me vuelve loco, se escucha en la inquietante La visita, que se deja escuchar también justo cuando hace falta en el Lado B de un Música Cretina que no tiene nada de santo. Por suerte.

jueves, 2 de abril de 2015

Courtney Barnett, "An illustration of loneliness"


Pienso que tengo hambre/ también estoy pensando en vos

La chica del momento se llama Courtney Barnett. Es australiana, un par de años atrás reunió dos EPs en un disco, que se convirtió así en su álbum debut cuando se editó en Estados Unidos y Gran Bretaña, y todos empezaron a hablar de ella. Pero ahora que salió su verdadero álbum debut, no hay revista que uno hojee sin toparse con ella. Se lo merece, sólo por el maravilloso titulo de su nuevo disco: A veces me siento y pienso, otras veces simplemente me siento. Ojazos y pelazo, chiquitita, machona. Así luce Courtney, y sus canciones tienen mucho de eso. Pueden ser sensibles, y también rockeras. Y a veces las dos cosas. Esta es la que enseguida se destaca de su disco. Habla de estar sin sueño en una ciudad ajena, y estar pensando en mil cosas... y esa otra persona también. Un tema ideal para un jueves feriado, y también para sonar bien en el medio del Lado A del último Música Cretina, acá nomas, a un play de distancia... 

miércoles, 1 de abril de 2015

Donnie Elbert, "Without you"


Sin vos/ no tengo nada que hacer ahí

Leo por ahí que Donnie Ebert es un cantante de soul oriundo de Philadelphia, que terminó yendo a buscar trabajo a Gran Bretaña, hacia fines de los 60. Parece que el bueno de Donnie se encargaba de tocar todos sus instrumentos en el estudio, una rareza para la época, y se copó tanto con Motown cuando apareció, que terminó copiándole el sonido. A tal punto, que la gente de Gordie terminó contratándolo, pero no para promocionarlo, sino para mantener a raya a la competencia. Mala suerte para Ebert, que así fue como se decidió a cruzar el charco, buscando una suerte que finalmente terminó encontrando en Jamaica, con este rocksteady de mucho antes del boom mundial de la música de la isla. Después volvió a casa, y su carrera continúa, pero lo que nos importa es este delicioso Without you, ideal para este mediodía fresco pero soleado de miércoles, punto de partida para un Abril que esperemos que no tenga nada de cruel. Y también apertura del Lado B de un aún flamante Música Cretina, que recién comienza a abrir sus pétalos, a marcar sus días, a dejarse escuchar apenas ahí, a un play de distancia.